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AUTOESTIMA: parte 1



El prefijo: “Auto” es propio o mío. Así que la “Autoestima” es “Mi amor propio” y aquí se relacionan: el auto–concepto, autoimagen y autoeficacia.
Es entonces un sentimiento de valor propio, de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos. Es nuestra esencia más pura. La autoestima no es heredada, tampoco innata, es meramente ambiental lo cuál quiere decir que: “Se aprende” así que si tienes problemas de autoestima, este es tu momento para poder mejorarla.
La autoestima va más allá del simple hecho de decir: “Sí claro… yo me quiero mucho” o “Sí, soy profesional, soy famoso y tengo muchos bienes materiales” la autoestima depende de cómo te encuentres en tu vida y en el mundo. Es la responsable de muchos fracasos o éxitos en nuestra vida, ya que una autoestima adecuada acompañada de un auto–concepto positivo de ti mismo, de una buena autoimagen y de la autoeficacia, hará que puedas desarrollar todas tus habilidades de la mejor manera y por ende aumentará tu seguridad personal. Pero una autoestima baja será un reflejo de derrota y fracaso en casi todas las áreas de tu vida. Pues ese reflejo de derrota y fracaso (autoimagen), es lo que tu esencia envía al universo y a los demás. Así que no te extrañes por qué recibes a cambio algo distinto a lo que pides, deseas y necesitas. Porque si sabes que eres un ser humano único, especial, irrepetible y que ante los ojos de un ser superior eres perfecto, puedes estar confiado de que mereces siempre lo mejor. Esto tampoco quiere decir que vas a vivir afanado pidiendo como si el Universo o “Dios” fuera el genio de la lámpara mágica. 

 

Origen de la baja autoestima

Si bien la familia es el primer núcleo social al que todos nos enfrentamos de niños, es también el foco de nuestra autoestima (amor, confianza y seguridad personal). En muchas familias, los padres y las madres además de muchos maestros y cuidadores, son los que más humillan, desprecian, se burlan o se ríen del niño (a) en crecimiento. Muchos lo hacen cuando este les pide ayuda, cuando expresa su tristeza y frustración, cuando tiene un pequeño accidente, cuando busca refugio seguro bajo las faldas de un adulto.  En muchos casos los adultos poseen problemas de autoestima y sin querer (otras veces adrede), lastiman al niño (a) o les hacen ver que el amor es condicionado “Mira, te has portado muy mal, mamita ya no te quiere. Eres una niña desobediente ya papá no te quiere. ¿Eres tonto o te haces? He explicado la clase cinco veces y no entiendes, así nadie podrá amarte.”  Esas son citas que muchos hemos oído y recibido a lo largo de nuestra vida, lo cuál nos condiciona a no ser merecedores de amor. Los malos tratos y las humillaciones que reciben de niños, hacen que de adultos el maltrato se transmita a personas más vulnerables, igual que lo hicieron sus padres con ellos.   
La culpa y las humillaciones condicionan tu merecimiento al amor y al no merecer amor te castigas, si te castigas te culpas y si te culpas es porque “no sirves para nada”, entonces resuelves todo con: el suicidio, o las adicciones.
Si recuerdas, las emociones se reprimen por orden moral y social; en el caso de la autoestima  se reprimen también por mandatos y humillaciones de los cuidadores y padres, quienes te humillaron de pequeño por ejemplo: “Madura quieres… deja ya de llorar como un bebé” esos mandatos quedan guardados en la memoria de cada uno de nosotros y se manifiestan en la adultez como una película de terror siempre presente y todavía vigente.
Lo que hacían sus malos tratos era no solo asustarte sino también hacerte sentir culpable e intimidado. Creciste atormentándote con pensamientos y sentimientos de culpa, de inferioridad y de represión de sentimientos.   Temías y temes comunicar y compartir con alguien lo sientes y piensas por no ser criticado, desaprobado llegando así a soportar el dolor, tú dolor en silencio.

Los mandatos que marcan tu espíritu
·                    No seas: (no existas), es el peor de todos porque anula toda posibilidad de vida, dando paso a la autoagresión, al rechazo y a la culpa por haber nacido.
·                    No sientas: prohíbe la expresión de emociones abiertas (de nuevo volvemos a la represión de emociones). Los padres nunca mostraron sus emociones, lo que lleva a sus hijos, a sustituir sus emociones por corazas. (recuerdas las corazas del primer tomo)
·                    No pienses: Son padres críticos, descalificadores ante el pensamiento, las elecciones y las preguntas de sus hijos. Esto crea individuos prejuiciosos y depresivos.
·                    No crezcas: Padres sobre protectores, que mantienen al individuo, en completa dependencia. Lo que se crea, es un adulto temeroso con poca o escasa confianza en sí mismo; “mutilado emocionalmente”
·                    Crece rápido: Son padres sobre–exigentes, donde el individuo, adopta un rol perfeccionista, de auto exigencia y frustración.
·                    No seas tú mismo: son padres poco conformes con su hijo, quieren anular su esencia y sustituirla por la que ellos quieren.
·                    No disfrutes: Padres que prohíben el placer antes de cualquier obligación, de nuevo, surgen individuos con una personalidad perfeccionista, de auto exigencia y frustración.
·                    Quédate solo: son esos padres, que demuestran el amor como “condicionado”, si haces y te portas bien, recibes amor, si no, no vale. El individuo, crece con la idea de que no es digno para el amor.

Estos mandatos son grabados en la memoria con suma rapidez pues el cerebro guarda todo aquello que es movido por una emoción fuerte. Desde la infancia empiezas a “aprender” erróneamente que “no sirves, que no eres bueno, que no debes…” y surgen en la adultez como problemas de baja autoestima.  Por eso es tan importante que aprendas a reconocer esos mandatos, que abras tu espíritu a la conciencia  y  así puedas anular el poder que esas “ideas erróneas y mandatos” ejercen en tu vida para que ya no te sigan lastimando, ni deteniendo en el crecimiento como persona.

“Cuando aprendes a amarte es cuando logras verte al espejo sin prejuicios y eres capaz ver tu alma en lugar de aquel cuerpo carnal que tanto te atormenta. Recuerda que lo que reflejas es lo que en realidad eres…” Mariela Saravia



En la segunda parte vamos a tomar una conferencia de Osho para continuar con este tema. Bendiciones!!!



Copyright, todos los derechos reservados. © 2017 Mariela Saravia, Loto Azul.

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