Está muy de moda el término Colecho, que no deja de significar lo mismo que la palabra misma si cambiamos la letra e por la o 'colocho'... Eso mismo, es dormir en 'familia hechos un colocho, en la misma cama de los padres' .
Hay muchos que argumentan que los niños al dormir con sus padres no van a tener consecuencias, sin embargo los niños que duermen en la cama con sus padres, son niños que no logran desarrollar la capacidad del vínculo seguro, sino que permanecen en la face de apego, y empiezan a sufrir ansiedad por separación, dado que están acostumbrados a que sus padres (ambos o uno de ellos) sea su sostén. De esta manera, estamos hablando de que los padres crean en su hijo, una especie de incapacidad emocional, se cría un hijo mutilado a nivel emocional, sin autonomía ni empoderamiento a futuro. Lo mismo pasa con la sobreproteccion, donde al niño se le incapacita descubrir y descubrirse, llenandolo de miedos introyectados.
Todo ser humano después del destete, necesita a fuerza un objeto transicional, algo que le dé acompañamiento y sustituya en cierto modo el calor materno. Sucede que en el colecho, los niños van a tomar a su madre como objeto transicional, lo que hace que sigan percibiendose como una amalgama con su madre o padres. Cuando en realidad, el niño es un ser individual y es una totalidad en constante autoregulacion y actualización. Si se queda en la permanencia, sucede un estancamiento a nivel de desarrollo emocional. Construyéndose una personalidad dependiente, inestable, desvalida.
Sí lo vemos desde el lugar más sistemico, la cama de los padres, es el lugar idóneo para intimar no sólo a nivel sexual, sino todo. Es el espacio de la pareja. El resto de la casa es de la familia. Un padre puede dormir en la cama del niño y no es tan terrible como el niño dentro de la cama de los padres, pues se está metiendo en la dinámica de los adultos. Es decir, al niño le están dando derecho de ser un tercero que dice, manda, y exige. Y si la dinámica familiar no es muy buena el niño acaba por volverse el cabeza de hogar. Qué pasa cuando los padres duermen con los niños en la cama del niño, en el cuarto del niño? Pasa que el niño toma al padre o madre como un aliado, un amigo, y el poder o autoridad del padre se cae también. Muchos llegan a confundir y hasta a ver como sinónimo el apego y el vínculo, cuando en realidad son aparte. El apego forma parte de la dependencia, de la necesidad de estar unido a alguien para que me satisfaga mis necesidades. El vínculo por su lado es la capacidad de relacionarme afectiva como socialmente con los otros. Yo soy capaz de distunguirme del resto, es decir no confluyo. En términos de la Gestalt, la frontera de contacto se percibe sana, pues soy capaz de tener contacto y retirarme, sin quedarme fusionado con el espacio o la persona. Ahora bien, cuando los niños no logran desarrollarse emocionalmente de manera sana, sino que permanecen en el apego por múltiples razones (no sólo el colecho), se vuelven individuos dependientes, nerviosos, tímidos, desvalidos emocionales o como diría una colega 'hemofilicos emocionales.' no existe la autonomía, como tampoco una autoestima sana. Son personas que se dejan manipular fácilmente, que viven llenos de culpa o de rabia reprimida. Con un potencial intelectual maravilloso, creativas y entregadas a todo, pero no pueden expresarlo por miedo a la desaprobación, pues siguen relacionados con el mundo desde el apego, es decir, necesitan continuamente que se les recalque su importancia, su valía, su aprobación. Buscan en el resto de personas su otra mitad, pues se sienten y perciben incompletos, cuando en realidad somos una totalidad y como tal nos complementamos con los demás. Cuando hay vínculo seguro, sabemos quienes somos, pues hay mayor capacidad de autodescubrimiento, se reafirma nuestra valía personal y seguridad individual... Somos capaces de amar y ser amados de manera sana, sin dependencia, sin control, sin estar unidos al Ego sino más bien en sintonia absoluta con la consciencia.
Mariela Saravia, copyright 2018©LotoAzul
Todo ser humano después del destete, necesita a fuerza un objeto transicional, algo que le dé acompañamiento y sustituya en cierto modo el calor materno. Sucede que en el colecho, los niños van a tomar a su madre como objeto transicional, lo que hace que sigan percibiendose como una amalgama con su madre o padres. Cuando en realidad, el niño es un ser individual y es una totalidad en constante autoregulacion y actualización. Si se queda en la permanencia, sucede un estancamiento a nivel de desarrollo emocional. Construyéndose una personalidad dependiente, inestable, desvalida.
Sí lo vemos desde el lugar más sistemico, la cama de los padres, es el lugar idóneo para intimar no sólo a nivel sexual, sino todo. Es el espacio de la pareja. El resto de la casa es de la familia. Un padre puede dormir en la cama del niño y no es tan terrible como el niño dentro de la cama de los padres, pues se está metiendo en la dinámica de los adultos. Es decir, al niño le están dando derecho de ser un tercero que dice, manda, y exige. Y si la dinámica familiar no es muy buena el niño acaba por volverse el cabeza de hogar. Qué pasa cuando los padres duermen con los niños en la cama del niño, en el cuarto del niño? Pasa que el niño toma al padre o madre como un aliado, un amigo, y el poder o autoridad del padre se cae también. Muchos llegan a confundir y hasta a ver como sinónimo el apego y el vínculo, cuando en realidad son aparte. El apego forma parte de la dependencia, de la necesidad de estar unido a alguien para que me satisfaga mis necesidades. El vínculo por su lado es la capacidad de relacionarme afectiva como socialmente con los otros. Yo soy capaz de distunguirme del resto, es decir no confluyo. En términos de la Gestalt, la frontera de contacto se percibe sana, pues soy capaz de tener contacto y retirarme, sin quedarme fusionado con el espacio o la persona. Ahora bien, cuando los niños no logran desarrollarse emocionalmente de manera sana, sino que permanecen en el apego por múltiples razones (no sólo el colecho), se vuelven individuos dependientes, nerviosos, tímidos, desvalidos emocionales o como diría una colega 'hemofilicos emocionales.' no existe la autonomía, como tampoco una autoestima sana. Son personas que se dejan manipular fácilmente, que viven llenos de culpa o de rabia reprimida. Con un potencial intelectual maravilloso, creativas y entregadas a todo, pero no pueden expresarlo por miedo a la desaprobación, pues siguen relacionados con el mundo desde el apego, es decir, necesitan continuamente que se les recalque su importancia, su valía, su aprobación. Buscan en el resto de personas su otra mitad, pues se sienten y perciben incompletos, cuando en realidad somos una totalidad y como tal nos complementamos con los demás. Cuando hay vínculo seguro, sabemos quienes somos, pues hay mayor capacidad de autodescubrimiento, se reafirma nuestra valía personal y seguridad individual... Somos capaces de amar y ser amados de manera sana, sin dependencia, sin control, sin estar unidos al Ego sino más bien en sintonia absoluta con la consciencia.
Mariela Saravia, copyright 2018©LotoAzul
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