“Unos dicen que el amor es un complemento, pero el amor es el engranaje
principal que mueve al mundo…” Mariela
Saravia
El amor es una de las emociones
primarias que todo ser humano debe conocer desde el momento de la concepción y
digo desde antes, porque entre la pareja debe existir amor para dar origen a un
bebé. Entre los padres e hijos debe haber amor para ser una familia.
Cuando dos personas se aman y hacen
el amor con el deseo no solo de dar y sentir placer, sino también con el deseo
de traer al mundo un nuevo ser como producto de su amor mutuo, es entonces
cuando se dice que el AMOR sí se conoció desde LA CONCEPCION.
Para poder amar de forma completa y
saludable, es importante que hayas abierto tu espíritu a la conciencia, que
hayas sanado tu niño interior, que hayas perdonado a los demás y a ti mismo
para que ahora puedas amar con libertad.
Porque solo cuando perdonas, eres capaz de cortar las cadenas del
orgullo y el rencor que te mantienen atado a un pasado doloroso. Cuando cambias
tu percepción (la que la sociedad, religión y familia metieron en tu mente)
puedes abrirte al mundo y ser capaz de “AMAR INCONDICIONALMENTE” sin invisibilizarte,
negarte o ponerte en posición sumisa pues esos no son frutos del amor.
Conociendo el amor
El amor tiene muchas definiciones,
hay amor de padres, amor de pareja, amor de Dios, amor a la vida, a los
animales, amor propio y amor al prójimo, pero en este capítulo solo hablaremos
de dos tipos de amor.
Amor a ti
mismo: El amor a ti
mismo viene de la mano con la autoestima, la autoimagen, el auto concepto.
Cuando te amas realmente es porque has logrado aceptarte, por que conoces tu
valor como ser individual y sabes quién eres, para qué estás aquí y qué es lo
que de verdad mereces.
Si de verdad
te amas, vas a cuidarte como cuidas y amas a los demás pues todos somos espejos
de los otros. Y por consiguiente todos siempre damos a nosotros y a los demás
lo que tenemos dentro. Si dentro tienes amor, compasión, paz y comprensión, eso
es lo que darás a los otros como a ti mismo. De lo contrario si tienes
amargura, tristeza y envidia, jamás podrás comprender y amar porque donde
existe resentimiento y dolor, hay dependencia, control, miedo y violencia.
Amor a los
otros: también llamado como amor al prójimo. Si somos un
reflejo de los otros “un espejo” es
porque al amarnos y cuidarnos, podremos amar y cuidar a los otros, porque
comprendimos que el amor es incondicional (mereces ser amado ante toda
situación).
¿Cómo puedo amar y amarme? Para
amarte es importante que estés primero agradecido con Dios, con la Vida o el
Universo por ser quien y como eres. Cuando das las gracias puedes aceptarte y
dejar de autocriticarte. Cuando dejas de autocriticarte y te aceptas y conoces
tu valor, eres capaz de confiar en tus capacidades y habilidades completamente.
Al aceptarte logras aceptar a los otros y dejas de juzgarles pues has dejado de
autocriticarte.
La raíz de tu falta de amor
Si tu auto imagen (la visión que
tienes de tu ser y cuerpo) y auto estima (amor a ti mismo) son bajos o nulos,
lo demás estará desequilibrado también. Ya sabes que muchas de las cosas que
sientes y piensas no son heredadas sino aprendidas, lo mismo ocurre con el amor
a ti mismo. La sociedad dice que amarte a ti mismo es ser un egoísta pues el
amor debe darse primero y si lo recibes dale gracias al cielo por ello; y si no
recibes amor entonces algo anda mal contigo (te condicionan el amor. Debes ser
o hacer X cosa para que te amen). Pero como ya sabes que la sociedad y la religión
van de la mano, siempre van a coincidir en unas cosas y en otras van a
generarse disturbios por ser opuestas.
Lo primero a saber es que tienes que
amarte así como eres, aceptarte y saber que eres merecedor de amor y de todo lo
mejor siempre. Solo así estando en paz contigo puedes andar tranquilo y alegre
por la vida amando todo y todos. Bota al basurero todas esas ideas erróneas que
te han mantenido enfermo, triste, miserable y estático en la vida. Deja morir
tu personalidad antigua (la que construiste en reflejo a las expectativas de
los otros) y renace en ti, vuelve a nacer mental y espiritualmente. Lo segundo
que debes hacer es poner en práctica lo nuevo que irás aprendiendo con la
lectura de autoayuda y espiritualidad.
Con respecto a la raíz de tu falta de
amor, tenemos las ideas sociales, religiosas y familiares que
aprendes de niño y recreas de joven y luego de adulto. En el momento que eres
adolescente y adulto, esas ideas empiezan a recrearse no solo en tu mente
sino en tu vida diaria. Por ejemplo: Estás próximo a una entrevista de trabajo,
es tu primer trabajo. Vas muy mozo y presto a ganar ese trabajo, pero apenas
llaman a tu nombre para que entres en unos minutos, tu mente empieza: “Sabes que nunca has sido muy sociable,
nunca te ha gustado estar en una oficina. ¿Acaso crees poder ganar ese trabajo”
sin saber de dónde vienen esas
afirmaciones negativas, tu estado emocional empieza a decaer. Sientes
inseguridad, miedo y frustración por no ser capaz de ganar el trabajo. Ya tu
cabeza te hace predisponerte a esa nueva situación, dudas de la confianza en ti
mismo y temes al fracaso “Si no me dan el
trabajo no soy bueno, y ¿Qué pensarán mis amigos, familia o pareja?” tú solito te condicionas a que no solo en esa
entrevista saldrás mal parado sino en todas las próximas. Para la siguiente
situación, es muy probable que trates de “controlar” ese miedo o de silenciar
esas palabras negativas. Tratarás de hacer lo posible para evitar otro fracaso.
“Para la próxima vez no seré tan bruto y
me exigiré más” Así es como tu autoestima empieza a bajar todavía más y tu
auto–exigencia (y autocritica) aumenta a niveles enfermizos.
Sin saber esas afirmaciones negativas
que te atormentan siempre en las peores situaciones, son primero las palabras
que recibiste de niño y segundo es tu discurso o dialogo interno que te das a
ti mismo. De esta manera tu mente absorbe todo desde el exterior para entrar a
tu interior, llevándote a que evalúes no solo situaciones sino a ti mismo con
un ojo acusador, poco condescendiente y crítico enfermizo. Todos los adjetivos que te dices a ti mismo
para calificarte como persona, son muchas veces producto de tu pasado y otras
veces son resultado de situaciones que viviste en tu presente.
El juego de los “Auto’s”
1.
Auto concepto: ¿Cómo te vez y sientes?
Ya conoces el discurso interno y las
ideas erróneas, ahora aprendes a auto–castigarte por tus errores, por fallar en
“tus” metas que muchas veces en realidad son las de los otros y no tuyas. El
auto concepto negativo viene a raíz de esas ideas erróneas y aprendidas de niño
que no solo van a calificar situaciones sino a ti mismo también.
2.
Auto exigencia: ¿Cómo logro mis
metas?
Una auto–exigencia muy rígida solo
traerá frustración a tu vida, provocando insatisfacción ante cada meta lograda
y castigo. La auto–exigencia movida por las ideas irracionales te llevará a
querer agradar a todos en todo momento, querrás destacarte siempre y ser centro
de halagos y atención. Serás presa fácil de las obsesiones, la ansiedad y un
bajo rendimiento mental. Llegarás incluso a pensar que: los títulos
profesionales, el dinero, tu ropa de marca, viajes etc. Definirán quien eres y
claro, también te harán aparentemente feliz. Quien pone su valor y felicidad en
los logros o en las cosas materiales, cuando se equivoque, pierda o falle se
van a despertar esas afirmaciones y discurso negativo para acribillarte de
nuevo “No sirvo, no merezco amor, no
suficiente…” Todo se llega a
convertir en un tremendo circulo vicioso donde tu día a día se vuelve una
competencia con los otros y el tiempo, pero en realidad estas compitiendo
contigo mismo. Te vuelves en tu peor crítico y enemigo. Intentas a toda costa
ganar sin perder y parecer sin ser. Darás saltos impunes de la satisfacción
aparente y medianamente durable, a la ansiedad perseguidora y a la depresión
por auto–compasión “Doy lástima, soy una
porquería. Tanto esfuerzo para no fracasar y mira qué fue lo que sucedió” ahora se enciende el botón del auto sabotaje y
la auto–critica para luego dar paso al auto–castigo (donde te infringes dolor
físico, te privas de cosas o te maltratas verbalmente). El problema con ser
demasiado exigente contigo mismo es que te vuelves un perfeccionista
empedernido, pierdes el sentido de la vida, dejas de sentir para solo “generar logros” que son pasajeros. Tu
positivismo y gusto por todo se amarga, te vuelves catastrófico y negativista o
realista que es una versión oculta de negativismo. Serás presa fácil del “necesito y debo
controlar” para evitar errores, para ser perfecto, amado y no ser un fracaso
porque “qué vergüenza”. Volverte
esclavo de la obsesividad y el perfeccionismo te hará poner requisitos a TODO
“Si gano esto puedo irme de viaje, si tengo el aumento puedo descansar el fin
de semana” condicionan sus merecimientos y refuerzan su baja autoestima con
castigos.
3.
Auto–eficacia: ¿Confías en ti mismo?
La alta auto–exigencia y la baja
autoeficacia te llevan a pensar que además de no merecer absolutamente nada, no
eres capaz de lograr tampoco nada. El problema es que si no confías en ti mismo nadie lo hará, puede sonar como un cliché ya gastado
pero es tan cierto; ¿Cómo puedes pedir a otros lo que tú no eres capaz de ver,
sentir o dar? Siendo que tú eres el reflejo de los otros y lo demás son el
tuyo.
Debes confiar en tu esencia, tu nivel
de “inteligencia” y capacidades para que así puedas lograr TUS metas y
proyectos, enfrentar los problemas y bajarle el nivel a tu auto–exigencia; de
lo contrario siempre seguirás sintiéndote inconforme y fracasado. La alta
autoeficacia y una moderada auto–exigencia hará que tus metas se concluyan,
serás capaz de motivarte a ti mismo para persistir en tus logros y tendrás la
fortaleza necesaria para afrontar los problemas y las pruebas de la vida.
Consejos clave
1.
Sana tu auto–concepto: sé más
condescendiente contigo mismo y más flexible.
El extremismo solo te traerá desesperación, ansiedad, amargura y miedo.
Recuerda que lo rígido sino sede se quiebra. Sé más tolerante y no luches por
ser “perfecto” porque ya lo eres. Todos somos perfectos en el plano divino y
espiritual; estamos hechos de amor. Ten siempre metas alcanzables y felicítate
ante cada logro aunque sea pequeño, pues eso merece la pena sentir que subes
escalones. Presta atención que lo que deseas cumplir sean metas y proyectos
tuyos y no expectativas de tus padres, amigos y sociedad. Aprende de tus
errores pues si los analizas y estudias, sabrás distinguirles en tu camino para
no volverlos a tomar.
2.
Sana tu auto estima: date gustos
siempre que lo desees, equivocarse no debe ser motivo de castigo. Tomar
vacaciones, disfrutar los fines de semana o en las noches luego del trabajo no
es pecado ni sinónimo de vagancia. No sientas culpa ante placeres que la
sociedad y la religión tachan de “banales” hacer el amor, comer, relajarte y
hasta auto–erotizarte no es malo; siente disfruta y comparte. Mejora tu dialogo
interno, si cometes errores no te juzgues ni critiques recuerda que a tu mejor
amigo no lo tratarías así. Acepta halagos sin sentir pena o culpa, si te los
dicen agradece o has un comentario positivo que lo refuerce. Recuerda: “Tú tanto como los demás eres importante y
mereces siempre lo mejor”
3.
Sana tu auto–eficacia: saca de tu mente:
Los tengo que y deberías, olvídate de complacer a todos si eso te obliga a
negarte a ti mismo. Deja ya de reforzarte con “Soy una porquería, no sirvo, no
puedo” en su lugar cámbialo por afirmaciones positivas aun cuando al principio
te sientas poco merecedor, tonto o incómodo. Deja de predecir tu futuro
catastrófico y olvídate de cumplir cabalmente con las metas rigurosas en un
tiempo enfermizo; si es conveniente que tengas un lapso definido pero apegarte
a él como si fueran mandamientos de vida no es saludable. Recuerda que todo
cuanto dices y piensas sea positivo o negativo siempre se cumple tanto por ley
de atracción como por refuerzo mental. Deja tu estado de víctima del pasado y
del presente, para tomar las riendas de tu vida y modificarlo todo para tu
beneficio y el de los otros. Sé realista
en la medida justa, siendo responsable; a veces objetivo y otras veces
subjetivo.
Copyright, todos los derechos reservados. © 2017 Mariela Saravia, Loto Azul.
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