Hoy vamos a conversar un poco sobre este tema que va
muy ligado a la dependencia emocional y al apego propiamente. Cuando careces de
herramientas para afrontar la vida ‘sólo’, es decir por tus propios medios. Y
no me refiero a ser egoísta, ni todo poderoso. Sino a no depender de otros para
resolver tus asuntos. Es cuando al carecer de esta autonomía, tiendes a
escudarte en la manipulación. Buscas la manera de chantajear a otros poniéndote
en la posición de la víctima indefensa, para que otros te socorran y saquen del
lío. Es decir que tú no mueves un solo dedo, no te responsabilizas sino que le
lanzas la carga a otro. ¿Dónde está tu nivel de conciencia? También tenemos
aquellos casos en los que la persona se chantajea a sí misma, se auto sabotea y
lo hace con el fin de no afrontar una situación. Es decir que en ambos casos
HUYE… ¡claro! Qué fácil es salir pitando cuando las llamas se hacen altas, en
vez de luchar contra el fuego, buscar una salida. Pero esto, de nuevo es sinónimo
de carencia de conciencia.
A ver si estas frases te suenan: Sin ti no soy nada, Haz lo que quieras, Si te vas o me dejas me mato,
todo lo que yo hice por ti, si te vas y vuelves, seguro yo ya estaré muerto. No
me abandones, no puedo, soy inútil, nunca serví para hacer eso…
Te auto saboteas o manipulas a otros, siempre que
debes AFRONTAR una situación complicada o nueva en tu vida. Su finalidad es
mantenernos en nuestra zona de confort, pues en ella todo se encuentra controlado
(pero esto es también un engaño, pues recuerda que en la vida nada se puede
controlar, solo puedes controlarte a ti mismo). El origen del auto sabotaje y
la manipulación tiene sus raíces en aspectos reprimidos y no aceptados de ti
mismo que han ido adquiriendo fuerza. También pueden ser introyectos de parte
de alguna figura (persona por ejemplo). Entonces el auto-sabotaje comprende
todas aquellas acciones que realizamos para entorpecer o anular nuestros
objetivos.
Tenemos cuatro estilos de manipulación diferentes:
Autoritario: Es un manipulador activo, es decir que lo hace a
través del uso del poder. Intenta imponerse a la otra persona. Si no le da resultado puede pasar a un estilo
más depurado que es el Inculpador, donde incluye material especial para que la
otra persona se sienta culpable "de algo".
Lógico: Manipula mediante la exigencia de sus deseos o
necesidades. Puede incluso hacer uso del lenguaje referente a la traición. La
victima siente que no es tan "inteligente", y da por hecho que el
otro tiene razón; se descalifica frente al otro y deja de atender sus propios
deseos y/o necesidades.
Seductor: A través de buenos modos va envolviendo a la
otra persona para lograr sus objetivos. Hace sentir a la otra persona especial
e importante.
Víctima: Es una manipulación muy pasiva, utiliza gestos, tono
de voz y argumentos muy característicos. Y busca generar culpa en la otra
persona si no cumple con lo "pedido". Muchas veces este estilo es un
medio de escape e incluso apelan al "pobrecito/a yo" para conseguir
sus objetivos, y hacer que la otra persona caiga en sus redes.
Para afrontarlo, lo primero es ser conscientes de que
nos estamos saboteando. También, podemos identificarlo cuando experimentamos un
intenso miedo, inseguridad, falta de poder personal o desconfianza en nosotros
mismos y nuestras posibilidades. Lo importante no es evitar el miedo si no ser
consciente de este y todas las creencias asociadas a él. Es decir, que
necesitaras hacer una fuerte toma de conciencia para descubrir sus raíces y
sobretodo, responder a la pregunta de ¿Qué obtengo con manipular a otros o a mí
mismo?
Finalmente, es importante reconocer lo que queremos en
nuestra vida, por eso es necesario establecer objetivos específicos. Dar un
paso a la vez, siguiendo tu intuición que es la voz de la conciencia y no el
eco del ego que solo busca sabotear y manipular.
Copyright, todos los derechos reservados. © 2017 Mariela Saravia, Loto Azul.
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