Para
todos aquellos que estamos en una vibración espiritual mayor a la tradicional
(practicamos la filosofía oriental), ya estamos familiarizados con el término
Ego, pero como esta página no consiste en utilizar términos complejos, sino en ser
asequible a todo lector, voy a utilizar mi lenguaje metafórico (mi favorito)…
El
Ego podemos verlo como una bestia, una sombra que se disipa cuando la
conciencia se le acerca, pero cuando se está apenas fortaleciendo la consciencia
y creciendo espiritualmente, es muy fácil que el Ego nos trampee. Es tan sutil
como un hombre labioso, tan sigiloso como un demonio.
Aprender
a escuchar la voz de tu alma, tu intuición y seguirla es capaz SOLO cuando
tienes al Ego bien domesticado. Y a domesticado no me refiero a que de bestia
demoniaca, pase a ser un cachorrito, sino a tenerlo encadenado en una jaula.
Dejarle gritar, aullar, arañar las paredes con sus caprichos y demandas, ignorándolas
para seguir la voz de la sabiduría es entonces cuando estas en alta vibración.
¿Cuándo
gana el Ego las batallas? Cuando dejamos que nos auto sabotee, cuando nos
crecemos al recibir elogios, cuando coleccionamos títulos profesionales no por
amor al estudio sino por placer de llenar una pared completa. Cuando nos
creemos tan sabios que ya no debemos aprender nada más. Y ojo… Que el Ego también
se alimenta del miedo, la manipulación, las demandas, exigencias, deberías y su
banquete preferido: LAS EXPECTATIVAS.
No
creas que porque alguien se percibe y habla en términos muy conscientes, es un guía
espiritual y por ser un maestro, el Ego no le va a trampear. Claro que lo hace
y hará…
Hace
poco tuve una sorpresa con un guía espiritual. Una persona que llegué a admirar
mucho y de quien aprendí suficiente en varios años, pero esta persona tanto que
hablaba del Ego y la Consciencia como del amor, no pudo soportar que yo su discípula
resultara ser mejor que elle. Su Ego gritó
de tal manera que la ensordeció ante la voz del alma. Me maldijo, me gritó y lastimó
mi alma mas no mi ego pues este es incapaz de sentir.
Me
exigió que saliera de su vida y así lo hice. Salí de su vida con amor, pero con
dolor. ¿Quién iba a pensar que tu guía espiritual podría traicionarte de tal
manera?
Entonces,
días más tarde, mi conciencia comenzó a hablarme. A darme mensajes que hubiesen
sido buen fertilizante para la consciencia de mi maestre, pero no se los di,
sino que los compartí con mis hijos espirituales y ahora contigo querido
lector.
Porque
de esta experiencia tan dolorosa (ojo que el dolor es humano, pero el
sufrimiento es electivo, es parte del Ego), aprendí muchas cosas. Sobretodo que
cuando eres maestro y guía espiritual, debes tener la humildad y consciencia
suficiente, para saber que siempre seguirás siendo un alumno.... Si dejas de
aprender, el Ego te ha ganado...
A
este maestre le despedí con humildad y amor, con respeto y gratitud, aun cuando
su manera de comportarse conmigo fue tan errónea, grosera y baja de conciencia.
Pero de elle aprendí que parte de estar conscientes es saber comprender al otro
y ver su herida. De ahí el no juzgar sino acompañar.
Mariela
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